Dentaduras postizas con uranio ― Nuestra inocencia por el poder atómico

Los dientes naturales fluorescen. Con el
uranio se pretendía que los dientes
postizos parecieran más naturales,
Me sorprende que en una época le tuviéramos terror a la radiactividad y a la vez una esperanza banal para que resolviera todos nuestros problemas. Por ejemplo, usar uranio para dar a coronas y dientes falsos un brillo "natural".

Actualmente los dientes y muelas postizas se hacen de plásticos a los que se les puede añadir colores específicos. Pero durante mucho tiempo se utilizaron cerámicas que si bien eran funcionales, algunos pacientes se quejaban de su poca naturalidad con la iluminación natural y artificial. Venga, su sonrisa no tenía el brillo y color que la gente esperaba.

Los dientes reales presentan una fluorescencia natural. Si iluminas con luz negra tus dientes estos se verán más blancos. Así, los dentistas buscando este brillo más real en dentaduras postizas, comenzaron (a partir de 1940) añadir uranio en el polvo de la porcelana para manufactura de dentaduras postizas. Parece que está documentada una patente de la época: Dietz, C. US Patent Number 301,174; 1942.

Efectivamente, el uranio presenta la ventaja de soportar altas temperaturas, necesarias para moldear la porcelana (800-1400 oC).  Sin embargo, el brillo que emiten los dientes falsos con uranio no es consecuencia de la radiactividad ―partículas beta o gama. El uranio presenta fluorescencia ante luz ultravioleta (UV). Este efecto fluorescente, por si mismo, es inocuo; para nada causa mutaciones celulares u otros efectos nocivos.

Con todo, el uranio es radiactivo. Con los acontecimientos (frescos en esos días ) de Hiroshima y Nagasaki de 1945, era una idea muy extraña poner en la boca de las personas el mismo compuesto capaz de borrar ciudades. Así, este caso se discutió ante la Comisión de Energía Atómica (AEC) alrededor de 1950. Por un lado, poner uranio entre los dientes y muelas abría la posibilidad enfermar a la población  por cáncer y matarlos. Por el otro lado, su sonrisa parecería más linda. La decisión era fácil: y por eso, a la industria se le otorgo una excepción para continuar utilizando uranio con fines cosméticos (WTF!). 

Internacionalmente, la cantidad de uranio utilizado era variable. En E.U se añadía un 0.05% del elemento radiactivo, en contraste, en Alemania usaban 0.1%. Por ello, los estudios de los efectos colaterales son poco claros. De acuerdo con investigaciones realizadas en Grecia, Inglaterra y Japón, entre 1977-1987, la mucosa bucal era expuesta a dosis de radiación de entre 3.6 a 5600 Bq/kg. Así, una dentadura con 0.1% de uranio podría recibir hasta una dosis de 400 rem anuales de partículas beta, cuando la dosis natural de las células basales de la mucosa es de 0.7 rem [1, 2, 3,  4, 5]. 

Peor aún, las ganancias estéticas apenas eran perceptibles. Para ver los dientes fluorescer se necesita luz UV. Y estas lámparas son poco frecuentes en ambientes de oficina y espacios públicos, más bien son comunes en ciertas discotecas. Así que en pocas ocasiones se podían presumir estos "dientes atómicos".

Todavía peor, algunas combinaciones de uranio y porcelana podían mostrar fluorescencia en el rojo, violeta, o un amarillo brillante. Es decir, al abrir la boca, los dientes parecerán un anuncio de neón. Nada natural a lo que originalmente se buscaba conseguir añadiendo el uranio a la porcelana.

Entre las presiones por autoridades sanitarias y el miedo (justificado) del público, el uso del uranio fue descontinuado y la excepción federal fue revocada ya a mediados de los ochentas.

Es increíble que la motivación estética (y económica) haga que las personas hagan cosas tan extrañas como ponerse uranio entre muelas y dientes, pero recordemos que por un tiempo se pensó que nos podíamos proteger de un ataque nuclear bajo una sombrilla. Lo que debemos preguntarnos nosotros es: ¿cuales cosas irracionales estamos haciendo hoy?

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